Como no podría ser de otra forma, el Gobierno, modificará la EBAU (Evaluación del bachillerato para el acceso a la universidad). No me siento preparado para opinar sobre los numerosos cambios, seguro que necesarios, para mejorar las pruebas de acceso de los universitarios españoles. Como decían los políticos y profesores de la transición; ¨los cambios son necesario cuando avanza la sociedad, ahora bien, deben ser adecuados y consensuados¨.
Recuerdo cuando se inaugura la selectividad por primera vez (1974 – 75), veníamos de dos pruebas de reválida, en cuarto y sexto curso del antiguo bachiller. Ambas, se realizaban para evaluar el nivel de conocimientos adquiridos en estos años. Posteriormente, cambian estos exámenes por la llamada selectividad. Se llevaría a cabo después del último curso de COU (Curso de orientación universitaria). Los objetivos principales eran valorar el nivel de conocimientos, habilidades y madurez del preuniversitario. La puntuación máxima a la que el alumno podía optar era un 10. No recuerdo que nadie lo lograra, al menos en mi colegio. Algún 9, algunos ochos, y la mayoría entre 4 y 7 puntos; siempre después de haber realizado la nota media con las asignaturas aprobadas de este último año. Eso sí, todas aprobadas, era impensable hacer la selectividad con suspensos o faltas de ortografía. Teníamos libros con escasas imágenes y bastantes gruesos, por cierto, tomábamos apuntes de todo lo que decía el profesor, y si te quedaba tiempo después de varias horas de estudio diarias, nos poníamos a leer uno de los 13 – 14 libros recomendados por el profesor de literatura, incluido el ¨Quijote¨. Condición para aprobar la asignatura. Sabíamos de memoria las asignaturas; recuerdo en química que simulábamos el concurso de ¨Cesta y Puntos¨ de la televisión, con la formulación. No entiendo ahora que no fuéramos capaces de sacar nota por encima de aprobado o notable. Los suspensos eran algo normal.
La sociedad ha cambiado gracias al sistema de enseñanza actual y a nuestros políticos. Han tenido que llevar hasta 14 los puntos de la actual EBAU. Es difícil encontrar aspirantes universitarios por debajo de 12, aunque haya ocurrido una pandemia durante dos años y se hayan suspendido las clases y las prácticas. No importa tener alguna asignatura suspensa o faltas de ortografía; la expresión gramatical o el comentario de textos pueden ser abstrusos e inexpresivos.
Ahora todo se va a modificar después de una transición, para el año 2026 – 27, según nuestros actuales políticos intelectuales, de forma esotérica, despreciable e inadecuada, nos dicen que van a valorar la ¨madurez¨ con el 75% de la nota. Entonces, ¿antes qué se valoraba? Puede ser que ¿quieran influir en la forma de pensar de los estudiantes y valorar el nivel de conocimientos de su doctrina marxista y separatista.? Alguien puede pensar que ¿un estudiante en Cataluña, País Vasco o Galicia se pueda expresar correctamente en un comentario de texto o una redacción en castellano o cualquier otro idioma? Con las oposiciones a funcionarios o estatutarios van a hacer lo mismo.
Estos políticos lenguaraces que de forma infumable están formando a las nuevas generaciones, son los peores instruidos desde el año 1975, los que menos han trabajado, algunos sin estudios suficientes para mínimos, pero les une un fin común, la autarquía, el adoctrinamiento y su comportamiento irreverente. Su discurso, arriscado y descomedido. No les importa la formación de los españoles, sino que sean y piensen lo que ellos pretenden.
La derecha, impertérrita. Eso sí ¨ojiplatica¨ y alterada de tantas barbaridades acontecidas, no podrá hacer nada, al menos hasta que cambie este Gobierno. Un pacto de Estado entre gente civilizada es necesario en este País. Hay que cambiar muchas cosas, pero lo más importante, la Ley Electoral, donde pequeños partidos extremistas que no representan más que a un puñado de indeseables, no puedan dirigir nuestro futuro.
Manuel Lozano Molina
5-8-22