LA PATERNIDAD RESPONSABLE

No es un juego de niños

Vivir en sociedad no tiene solamente un sentido gregario simple, sino que es la estrategia que nuestra especie ha elegido (consciente o inconscientemente) para garantizar nuestra supervivencia.

Para conseguirlo, hay una serie de reglas sociales, unas escritas y otras no, que nos proporcionan una serie de derechos y obligaciones o responsabilidades. Por cierto, se habla mucho de los primeros y no tanto de las segundas.

Ese conjunto de normas sociales (familiares, locales, nacionales o supranacionales) son necesarias para lograr una mejor convivencia social y, hasta ahora, el progreso humano.

Vivir en sociedad nos aporta una serie de derechos, pero normalmente no son gratuitos y requieren, como contraparte, de una obligación y la responsabilidad de cumplir dicha obligación.

 
Por tanto, la responsabilidad social no es un agregado más, sino que siempre ha existido desde que vivimos en sociedad (más o menos explicitada), la diferencia es que ahora ya es habitual pedir que esa responsabilidad sea explícita (los derechos de la mujer, los del niño, de los animales, del medio ambiente, etc.).

En este escrito quiero tratar un tema, siempre conflictivo, que es el de la paternidad (en sentido genérico, es decir, el padre, la madre y el “otre”). Y digo que siempre es difícil porque los hijos y la familia no solo tiene que ver con los aspectos biológicos o legales, sino también con parte del modelo organizativo de sociedad, y, además, están influidos o afectados por las experiencias propias, por otras causas sociales del entorno en el que vivimos, por creencias religiosas o por enfoques filosóficos.

Antes de seguir, es necesario advertir que un “artículo al uso” suele tener página y media o poco más de dos a lo sumo.  En esta ocasión me he venido arriba y he parido una cosa escandalosa, por lo que voy a utilizar el comodín del nombre del blog para largar un “tocho articulero” de un montón de páginas. Lo que viene siendo, “políticamente incorrecto”.

Para quien tenga premura de tiempo, mejores cosas que hacer, o sencillamente no le de la real gana, resumiré la cosa diciendo que, a mi entender, el concepto de paternidad responsable es una de las piezas del engranaje social que no siempre tiene el eco que debiera teniendo en cuenta la transcendencia que tiene en la sociedad, tanto en el presente como en su evolución futura.

A modo de síntesis, y como si fuera un titular, resumiré mis conclusiones diciendo que: los que no vayan a ejercer una paternidad responsable, no deberían ser padres. Esa sería una de las obligaciones que deberían exigirnos, tanto a título personal como componentes de esta sociedad mundial de la que formamos parte. No sería mala idea que, igual que nos examinan para el carnet de conducir, para finalizar estudios o sacar una oposición, por ejemplo, existieran pruebas que de alguna forma nos “garantizaran”, a nosotros mismos y a la sociedad, que podamos ser padres de forma responsable, o al menos, minimizar el riesgo de que no lo seamos.

Y ahora, a los que se atrevan a seguir leyendo, alabo su temeridad, pero advertidos quedan.

La falta de paternidad responsable me parece un problema grave, muy grave, a nivel individual y a nivel mundial y quiero compartir mis inquietudes con todos los que pueda para que, aquellos que estén de acuerdo ayuden a difundirlo (con objeto de que entre todos tomemos verdadera consciencia de su transcendencia) y para que aquellos que consideren que no es tanto, compartan conmigo sus argumentos para apaciguar este desasosiego.

Desde un punto de vista simple podríamos decir que para ser padre o madre solo hace falta haber engendrado o parido uno o más hijos. Aunque, desde un punto de vista legal, habría que añadir también a los adoptados.

Pero una cosa es la paternidad (concepto que procede del latín y que se refiere precisamente a la condición de ser padre) y otra muy distinta la paternidad responsable.

Lamentablemente, no todos los niños nacen en familias que estén dispuestas a quererlos y criarlos con paciencia y atención (independientemente de que puedan estar formado por uno o dos hombres, una o dos mujeres, o bien por un hombre y una mujer), o incluso, siendo deseados, no todos son traídos al mundo por personas que “pueden” hacerlo, es decir, que cuentan con conocimientos y recursos mínimos para garantizarles una infancia “decente” y un futuro con razonables probabilidades de prosperar y ser felices.

La falta de paternidad responsable tiene impactos en el corto y en el largo plazo, y no solo en la relación directa de los padres con su progenie, sino que incide en el resto del colectivo más directo, familia, también en el colectivo social del que se forma parte (municipio, región, país), e, incluso, para el mundo entero y la propia supervivencia de nuestra especie.

Las responsabilidades de los mayores hacia los menores están recogidas en la declaración de los derechos de los menores por parte del mayor organismo internacional, la ONU,  y en ellos podemos ver que hay unas responsabilidades muy directas por parte de los progenitores, y otras que lo son por parte de las autoridades que gobiernan los diferentes niveles de la sociedad en la que vivimos.  

Los derechos son normas que fundamentalmente se deben hacer cumplir para garantizar el bienestar psicológico, emocional y jurídico de cualquier persona en cualquier sociedad o nación. En el caso de los niños más concretamente los derechos de los niños deben ser tomados con mucha más atención, ya que éstos no tienen capacidad para poder hacer cumplir los derechos mismos, son los padres o el Estado quienes tienen que cumplir o abogar por que se cumplan estos derechos.

Es el 20 de noviembre de 1959 cuando la ONU recoge los derechos y obligaciones de los niños. Surge a partir de las arbitrariedades, terrores y vejaciones sufridas en la primera y segunda guerra mundial, donde además los niños fueron los más perjudicados por la misma guerra y todas las atrocidades que la rodearon.

Principio 1

El niño disfrutará de todos los derechos enunciados en esta Declaración. Estos derechos serán reconocidos a todos los niños sin excepción alguna ni distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, región, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición, ya sea del propio niño o de su familia.

Principio 2

El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensando todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad. Al promulgar leyes con este fin, la consideración fundamental a que se atenderá será el interés superior del niño.

Principio 3

El niño tiene derecho desde su nacimiento a un nombre y a una nacionalidad.

Principio 4

El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social. Tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena salud; con este fin deberán proporcionarse, tanto a él como a su madre, cuidados especiales, incluso atención prenatal y postnatal. El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos adecuados.

Principio 5

El niño física y mentalmente impedido o que sufra algún impedimento social debe recibir el tratamiento la educación y el cuidado especiales que requiere su caso particular.

Principio 6

El niño, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad necesita amor y comprensión. Siempre que sea posible, deberá crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres y en todo caso, en un ambiente de afecto y de seguridad moral y material; salvo circunstancias excepcionales, no deberá separarse al niño de corta edad de su madre. La sociedad y las autoridades públicas tendrán la obligación de cuidar especialmente a los niños sin familia o que carezcan de medios adecuados de subsistencia Para el mantenimiento de los hijos de familias numerosas conviene conceder subsidios estatales o de otra índole.

Principio 7

El niño tiene derecho a recibir educación, que será gratuita y obligatoria por lo menos en las etapas elementales. Se le dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad de oportunidades desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social y llegar a ser un miembro útil de la sociedad.

El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su educación y orientación dicha responsabilidad incumbe, en primer término, a sus padres.

El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deben estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación; la sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho.

Principio 8

El niño debe, en todas las circunstancias, figurar entre los primeros que reciban protección y socorro.

Principio 9

El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación. No será objeto de ningún tipo de trata.

No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima adecuada; en ningún caso se le dedicará ni se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o su educación, o impedir su desarrollo físico, mental o moral.

Principio 10

El niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar la discriminación racial, religiosa o de cualquiera otra índole. Debe ser educado en un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los pueblos, paz y fraternidad universal, y con plena conciencia de que debe consagrar sus energías y aptitudes al servicio de sus semejantes.

Es evidente que, formando parte de una sociedad, como formamos, haya una parte de los derechos de los niños (obligaciones de una paternidad responsable) que deba estar garantizado por los progenitores, y otros que para que se puedan llevar a término es necesario que se faciliten recursos desde los poderes públicos (locales, nacionales o supra-nacionales), es decir, medios y legislaciones adecuadas.

Pero los diferentes “niveles” están totalmente interelacionados y tienen fronteras muy delgadas en la mayoría de las ocasiones. En todos los casos, las actuaciones, en cualquiera de ellos, producen efectos (positivos o negativos) sobre las personas y la sociedad tanto a corto plazo como a largo plazo, como iremos viendo.

PRIMER NIVEL:  Responsabilidad INDIVIDUAL

Me refiero en primer lugar a la responsabilidad primaria de los progenitores desde que han tomado la decisión de traer al mundo a un niño.

Las reflexiones previas para ejercer después una paternidad responsable deberían girar en torno a estos dos tipos de cuestiones:

  1. La primera sería: ¿quiero traer una criatura al mundo?. Es lo que podríamos llamar una «paternidad consciente». Con esta primera reflexión trataríamos de entender los motivos y sentimientos que nos mueven a tenerlos y criarlos. Ser consciente de los motivos, y que estos sean sólidos, suele dar la consistencia y la fuerza necesaria que hace falta en los momentos difíciles de la crianza, que no suelen ser pocos.

Una de la respuesta podría ser, simplemente, por “normas sociales” y culturales. La mayoría de la gente que conocemos y la mayoría de la gente a la que no conocemos, lo hace. 

Otra podría ser “por necesidad”. En España y ahora, estamos en un país que pertenece a Europa y en el en que nuestras necesidades básicas están cubiertas (estoy generalizando), pero a lo largo de nuestra historia como país, y también en la actualidad en muchos millones de familias, la gente tiene o ha tenido hijos por necesidad económica, para trabajar en los campos o con el ganado, por ejemplo.

No descartemos tampoco los motivos religiosos (especialmente de las dos principales religiones del mundo), en las que los hijos no dejan de ser “un regalo de Dios”.

Cabría también obtener como respuesta la de que, como especie, tenemos el impulso evolutivo de reproducirnos y queramos realizar nuestra aportación a la supervivencia de la especie.

Y de otros muchos, seguramente no obtendríamos respuesta.

La anterior reflexión podría llegar a explicar el impulso personal por el que las personas deciden/decidimos generar más personas, pero esto solo sería parte de la ecuación, la que justificaría la parte relacionada con la paternidad a secas, pero para que sea una “paternidad responsable”, hace falta hacerse también:

2. la segunda pregunta, y ésta es ¿puedo traer una criatura al mundo?, porque es responsabilidad primaria de los padres, no solo favorecer su nacimiento, sino proporcionarle una vida digna, una buena alimentación y educación.

De todos es sabido que la paternidad juega un papel especialmente importante durante los años de crianza hasta el punto que condiciona el futuro de la persona. Una mayor implicación de los padres en el cuidado de sus hijos tiene, sin duda, un efecto profundo sobre los niños, estimulando su crecimiento saludable y el desarrollo de la empatía y otras aptitudes sociales. También fomenta un mejor rendimiento académico, a la vez que disminuye la tasa de abandono de los estudios. Los hijos de padres activos tienen menos problemas emocionales y menor riesgo de que se involucren en actividades delictivas en el futuro.

Si las figuras de sus mayores no les ofrecen el amor y los cuidados necesarios, pueden producirse heridas imposibles de borrar, y, de hecho:

  • Hay estudios (King’s College de Londres, o los publicados en el  British Journal of Psychiatry) que vienen a demostrar que los niños «tristes» o «infelices» tenían cinco veces más posibilidades de tener depresión y de ausentarse del trabajo por enfermedad al llegar a la vida adulta.
  • En casos de infancias más traumáticas, las ciencias psicológicas y forenses evidencian que en muchos casos la criminalidad de hoy es fruto de un pasado traumático.

Es decir, no dedicarle el amor y la atención material que los hijos requieren, puede:

  1. Originar un daño directo e individual al niño en sus años de crianza (falta de amor propio, inseguridad, carencia de respeto por los límites y por la autoridad en general, …..).
  2. Otro daño indirecto a la sociedad al aportar un porcentaje de la población que finalmente terminarán siendo unos inadaptados o, incluso, delincuentes.

La familia, en contra de lo que mucha gente piensa, es el primer pilar de la educación de los niños y por educación me estoy refiriendo a un concepto más amplio que el de la pura adquisición de conocimientos. En su seno se adquieren los principales valores y virtudes que deben ser el soporte para el desarrollo del niño y su adecuada convivencia en sociedad.

Y enlazando con lo anterior, me gusta incluir dentro de este primer nivel de responsabilidad, la falta de autoridad que se está observando en las sociedades desarrolladas en la crianza de los críos que motiva que éstos se conviertan en reyes (síndrome del emperador) algo que llega a la adolescencia y que hace que los jóvenes del futuro sean incapaces de enfrentarse al fracaso y a la frustración.

Esta situación la ponen de manifiesto ejemplos como el último informe de The family Watch o, el juez de menores de Granada Emilio Calatayud, quienes indican que «los padres no hemos encontrado el término medio a la hora de educar a los hijos. Pasamos poco tiempo con ellos y no queremos emplearlo en prohibiciones». 

  • Antes, cuando un niño se berreaba porque no quería una comida, sus padres lo forzaban a tomarla o se le guardaban para que las tomara a la cena o a la comida del día siguiente. Ahora, cuando no quiere una comida, se le prepara otra.  
  • Antes, la mayoría de los niños, cuando llegaban a casa, no comentaban siquiera que el profesor le había regañado o castigado porque sabía que los padres darían la razón al profesor. Ahora, lo cogen de la mano y se van al colegio a poner al profesor de vuelta y media.
  • Antes, cuando un niño se portaba mal, se le daba un pescozón y no pasaba nada, ahora hay que pensárselo porque te pueden denunciar al defensor del menor.
  • Antes, cuando un niño se presentaba a final de curso con muchos suspensos, ardía Troya en casa. Ahora lo importante es que pase de curso después de haber descansado adecuadamente durante el verano.

Y no, no pienso que antes se hacían las cosas mejor y ahora todo se arregla enviándolos al rincón de pensar, ni mucho menos, pero sí es cierto que nuestra sociedad y cualquier otra que progrese en el “estado del bienestar”, genera una relajación en los valores relacionados con el esfuerzo y el respeto que repercuten negativamente sobre la sociedad y ensombrecen el futuro.

Estas actitudes se convierten en una perdida de respeto a sus padres y a sus profesores y sin autoridad no hay educación ni hay personas preparadas para la convivencia, como estamos observando en nuestra juventud en los últimos años en su comportamiento  en los botellones (España es uno de los países donde antes se empieza a beber, a los 12 ó 13 años se toman la primera copa y a los 15 lo hacen de manera habitual), como lo estamos observando en multitud de ejemplos en esta pandemia o en las actitudes relacionadas con el trabajo (los famosos NINIs).

¿Estamos criando a una generación de inútiles?. Tendríamos que preguntarnos si los padres hemos pasado de enseñarles a creer en sí mismos para convertirnos en padres «helicóptero» que sobreprotegemos a los hijos a toda costa.

Se está generando un magnífico colectivo susceptible de ser colonizado por personas de otras procedencias que, aunque con menor preparación, llegan ávidos movidos por un espíritu de mejora y supervivencia.

Intuyo que, en el pasado, en la caída de los grandes imperios, algo tiene que ver con el estado del bienestar, con estar gordos y orondos y con la relajación de las normas sociales.

SEGUNDO NIVEL:  Responsabilidad SOCIAL

El segundo nivel, el de los gobernantes, es esencial también, porque han de procurar :

  1. los medios educativos, sanitarios, de seguridad, etc. para que los padres puedan ejercer adecuadamente sus obligaciones.
  2. La tutela necesaria para cuando la responsabilidad primaria de los padres no se ejerza
  3. Las legislaciones necesarias para que, al amparo de su marco, todo lo demás sea posible.

En mi opinión, especial importancia tiene la responsabilidad de la educación de los niños, en la que los gobernantes tienen que completar la acción de la familia.

En este nivel se incardinan los otros dos ejes de la educación:

  1. La escuela. Dando igual que sea pública, privada o mixta. Esta institución es otro pilar fundamental para el desarrollo de los individuos, pero para que este proceso sea eficaz debe existir un trabajo colaborativo y cooperativo entre la familia y la escuela. Desgraciadamente, cada vez hay más despreocupación de los primeros hacia los segundos, cuando no sentimientos en contra de los formadores que ven mermada su autoridad frente al alumnado.
  • El/los Gobiernos. Que constituyen el pilar que dictan las pautas, ponen medios económicos y, en definitiva, propician que la relación entre los otros pilares sea posible. Obviamente, para que este pilar lo sea verdaderamente, hay que tener la suerte de tener unos gobernantes que no sean sectarios ni descerebrados. Hay que tener gobernantes que apoyen verdaderamente a la escuela con medios técnicos, económicos y normativos (“morales”) y que propicien que el primer nivel, es decir, los padres, ejerzan realmente su responsabilidad.

Realizado este tránsito sobre la educación, hay que reconocer que los estados, generalmente los desarrollados, realizan un notable trabajo en lo referente a la tutela legal de los menores de edad no emancipados, en los que, por causa de abandono o fallecimiento, no se encuentran bajo la patria potestad de sus progenitores.

Los derechos de los niños forman parte fundamental para el crecimiento y la construcción de una mejor sociedad en el futuro y para la propia supervivencia de nuestra especie. La construcción de recomendaciones, estatutos o leyes,  adecuadas y coherentes es crucial para que los padres (los responsables) puedan hacer cumplir estos derechos.

Y si, también para esto necesitamos la suerte de tener gobernantes que no sean sectarios ni descerebrados. Antes, los jóvenes menores de 21 años primero y 18 años después, eran menores con todas las consecuencias y por ello, permanecían bajo la potestad de sus padres.

Ahora, al menos en España, un menor de 18 años no puede votar, ni sacarse el carnet de conducir, ni puede ir a una excursión sin la autorización de sus padres, pero puede practicar el sexo desde los 16, pueden adquirir la píldora del día después, y ahora, si alguien no lo remedia, podrá llegar Paco a su casa y decir a sus padres que se llama Lola…

Cuando los gobernantes, presumiendo de “progresía” dictan normas poco coherentes entre ellas, que no invitan a que los distintos pilares de la sociedad ejerzan de verdad sus derechos y sus obligaciones, lo único que estamos haciendo es incubar un deterioro en el colectivo que tendrá su reflejo transcurrido algunos años y que después tendrá mala solución.

A ambos dos, a los Padres y a los Gobernantes corresponde la responsabilidad de cubrir los derechos de los niños, para que tengan una infancia feliz y sean el día de mañana personas aptas para la vida en sociedad, pero igual de importante, y forma parte de esa responsabilidad primaria y compartida, de hacerles conocedores y exigir el cumplimiento de los deberes de los menores.

Hoy en día, si hiciéramos una encuesta entre padres y niños, más o menos completa, más o menos ordenada, todos terminarían enunciando la mayoría de los derechos. ¿Y si hacemos una encuesta con las obligaciones?, ¿saldrían también?, porque resulta que los menores son corresponsables (en función de su edad, lógicamente) de las sociedades en las que participan, y por tanto, titulares de derechos y también de deberes, y me fijo especialmente en el colectivo de adolescentes, y no solo de nuestro país.

La Ley dice que los poderes públicos promoverán la realización de acciones dirigidas a fomentar el conocimiento y cumplimiento de los deberes y responsabilidades de los menores en condiciones de igualdad, no discriminación y accesibilidad universal. Pero la verdad es que promover, lo que se dice promover, no veo que se promueva mucho.

En España tenemos Ley Orgánica 1/1996, de Protección Jurídica del Menor:

Deberes relativos al ámbito familiar.

1. Los menores deben participar en la vida familiar respetando a sus progenitores y hermanos, así como a otros familiares.

2. Los menores deben participar y corresponsabilizarse en el cuidado del hogar y en la realización de las tareas domésticas de acuerdo con su edad, con su nivel de autonomía personal y capacidad, y con independencia de su sexo.

Deberes relativos al ámbito escolar.

1. Los menores deben respetar las normas de convivencia de los centros educativos, estudiar durante las etapas de enseñanza obligatoria y tener una actitud positiva de aprendizaje durante todo el proceso formativo.

2. Los menores tienen que respetar a los profesores y otros empleados de los centros escolares, así como al resto de sus compañeros, evitando situaciones de conflicto y acoso escolar en cualquiera de sus formas, incluyendo el ciberacoso.

3. A través del sistema educativo se implantará el conocimiento que los menores deben tener de sus derechos y deberes como ciudadanos, incluyendo entre los mismos aquellos que se generen como consecuencia de la utilización en el entorno docente de las Tecnologías de la Información y Comunicación.

Deberes relativos al ámbito social.

1. Los menores deben respetar a las personas con las que se relacionan y al entorno en el que se desenvuelven.

2. Los deberes sociales incluyen, en particular:

a) Respetar la dignidad, integridad e intimidad de todas las personas con las que se relacionen con independencia de su edad, nacionalidad, origen racial o étnico, religión, sexo, orientación e identidad sexual, discapacidad, características físicas o sociales o pertenencia a determinados grupos sociales, o cualquier otra circunstancia personal o social.

b) Respetar las leyes y normas que les sean aplicables y los derechos y libertades fundamentales de las otras personas, así como asumir una actitud responsable y constructiva en la sociedad.

c) Conservar y hacer un buen uso de los recursos e instalaciones y equipamientos públicos o privados, mobiliario urbano y cualesquiera otros en los que desarrollen su actividad.

d) Respetar y conocer el medio ambiente y los animales, y colaborar en su conservación dentro de un desarrollo sostenible.

Y si las cosas no están claras en la Ley del Menor, podemos “promover” el contenido del artículo 155 del Código Civil que nos dice:

  • Los hijos deben obedecer a sus padres mientras permanezcan bajo su potestad y respetarles siempre.
  • Contribuir equitativamente, según sus posibilidades, al levantamiento de las cargas de la familia mientras convivan con ella.

TERCER NIVEL:  Responsabilidad PLANETARIA

La mayoría de estas reflexiones que hemos realizado, serían válidas para aquellos padres que han decidido querer traer una criatura al mundo pero no les dedican todo el amor y los cuidados necesarios. ¿Qué pasa ahora con todas las personas que a pesar de NO poder traer una persona al mundo lo hacen?

Y ya ni siquiera valen los motivos religiosos porque el Papa Francisco dijo que para ser buen católico no hay que tener hijos ‘como conejos‘. El Papa Francisco también habla de una «paternidad responsable», porque una paternidad irresponsable, cuando no se disponen de los medios económicos o psicosociales adecuados, solo pueden traer dos cosas:

  1. Pobreza. Siempre que hablamos de pobreza nos vienen las imágenes de países africanos, de América del Sur, de la India,…. Pero en los países ricos también hay pobreza, aquí en España tenemos pobreza, y, ésta, es la mayor causa de hambre en el mundo.

Son diversas las causas que originan pobreza en el mundo y unas son más difíciles de evitar/mitigar, como las guerras o las catástrofes naturales, pero otras deberían poder evitarse mejor, como es el desgobierno de muchos países (que en la mayoría de los casos se corresponden con antiguas colonias entregadas precipitadamente), aunque para ello se tendría que producir una intervención de la comunidad internacional a través de órganos supranacionales.

Está bien, muy bien, que se ayude a los países pobres, pero habría que analizar la efectividad de tanta organización humanitaria que hay ahí por el mundo, y las consecuencias finales de aquella que realmente llega. Si no se atacan los orígenes de los problemas, se genera una dependencia en los países pobres que no tiene fin.

Uno de los problemas que generan pobreza en el mundo es el de la paternidad responsable, aunque hay que comprender que se trata de un problema complejo porque el principio de solución solo podrá venir de la acción conjunta en tres niveles:

  • Individual. Paternidad responsable. Si no estoy en condiciones de atender a un niño no lo debo traer. Pero claro, esto que se dice muy fácil, necesita detrás una labor divulgativa y una serie de medios económicos y técnicos que permitan al individuo “ser responsable” y eso corresponde a los gobiernos, propios y terceros.
  • Gubernamental. Estimular la paternidad responsable. La labor gubernamental debe cubrir los medios necesarios para conseguir una paternidad responsable en su país y debe ser receptivo y atender los requerimientos de los órganos mundiales en este sentido.
  • Mundial. Son los que deben promocionar y financiar las campañas de formación y distribución de los medios necesarios para que los gobiernos nacionales implementen las medidas que contribuyan a conseguir una paternidad más responsable.

En un mundo cada vez más interconectado, focos importantes de pobreza generan movimientos migratorios que, además de provocar más sufrimiento a las personas que participan de esos movimientos, generan desequilibrios en las sociedades receptoras.

  • Sobrepoblación.

Menos de 800 millones de personas poblaban la Tierra a mediados del siglo XVIII. Hoy, apenas 250 años después, somos más de 7.900 millones y continuaremos creciendo hasta 2050 al menos 2.000 millones más.

Esta explosión demográfica ha sido propiciada, en pocos años (si lo comparamos con el tiempo que el ser humano apareció en la Tierra), debido a una serie de “revoluciones”, la industrial, la médica, agrícola, tecnológica, etc., que han propiciado el aumento de los nacimientos, al tiempo que una disminución en el ritmo de mortalidad, que hacen incesante el incremento de la población en el mundo.

El otro día, hablando con mi amigo, Ignacio, de este tema me decía que a lo mejor teníamos poca fe en el ser humano, que seguramente en el siglo XVIII ya habría gente que se preguntaría que era demasiada población para este planeta, y que nuestra capacidad tecnológica encontrará solución para los problemas que nos empiezan a acuciar a nivel global.

Puede perfectamente tener razón, y seguramente yo soy un poco “cagamandurrias” con poca fe en el prójimo. Pero lo cierto es que yo me planteo estos problemas con 7.100 millones de habitantes más que aquel otro “cagamandurrias” del XVIII.

El aumento de la población tiene una serie de consecuencias directas, perfectamente observables todas ellas tales como:

  • Agotamiento de los recursos naturales. Tierra, agua, minerales,…
  • Degradación del medioambiente. Contaminación océanos, del aire, residuos,….
  • Aumento del desempleo, falta de escolarización, hambre.
  • Alta concentración de gente en entornos urbanos no adaptados para garantizar unas buenas condiciones de vida para su creciente número de habitantes.
  • La despoblación de las zonas rurales, cuyo ecosistema empeora ahora sin el cuidado del ser humano.
  • …………

La superpoblación es, por lo tanto, uno de los mayores desafíos a los que ya se enfrenta la humanidad y que amenaza el futuro más próximo de todo el planeta en términos económicos, ambientales y sociales. Y una de las causas de que esto suceda es el origen de todo ello se encuentra una paternidad irresponsable. Hay páginas en internet que nos dan en tiempo real la población mundial y la verdad es que va tan rápido que cuesta trabajo medir el crecimiento.

En mi medición, lo que me ha salido es:

  •             3 nacimientos por segundo, es decir:
  •         180 por minuto
  •   10.800 por hora
  • 259.200 diarios

Ha habido algunas iniciativas internacionales con el uso de anticonceptivos en países africanos y sudamericanos, pero nada que obtuviera resultados consistentes.

Si fue una medida efectiva en su momento la adoptada por China en 1979 de un hijo por pareja o política de hijo único, ahora modificada. Podemos estar de acuerdo o no, pero no dejó de ser una actuación “responsable” ante una situación que les conducía a un destino todavía peor.

Ya se, ya se,… Es que en China, se hacen estas cosas por la falta de libertades individuales y esas cosas….. No digo que esa sea una buena solución y ni siquiera una solución (de facto la tuvieron que rectificar), solo digo que se pueden hacer cosas siempre que haya una acción coordinada:  Organismos supranacionales à Naciones à individuos.

En todo caso, acabamos de ver con esta pandemia que, cuando la supervivencia se siente amenazada, se toman medidas que, en beneficio del colectivo, coartan las libertades individuales…. Ahí lo dejo.

No obstante, hay alguna información esperanzadora en relación con el exceso de población en el mundo, ya que según publica la BBC, que se hace eco de un estudio publicado también en la revista médica The Lancet en julio de 2020, casi todos los países del planeta podrían ver una gran reducción de sus poblaciones en las próximas décadas.

Con el censo más reciente según la ONU, países que suponen cerca del 50% de la población mundial actual, en algunos países ya hay perspectivas de reducción para finales de siglo:

  • China Hoy el país más poblado del mundo con 1.400 millones, se estima que podría reducirse hasta 732 millones para 2.100.
  • India  Superará a China como el país más poblado del mundo para finales de este siglo, pero, según el estudio, se espera posteriormente que el tamaño de su población disminuya de 1.300 millones en 2017 a menos de 1.100 millones a fines de siglo.
  • Brasil El estudio proyecta que la población de Brasil pasará de 211 millones en 2017 a menos de 164 millones en 2100.
  • Japón Con una población de 125 millones se pronostica una reducción a la mitad para finales de siglo.
  • Irán Con 84 millones de habitantes, también se espera vea una disminución significativa de su población para finales de siglo.
  • Italia  Con una población de 59 millones, también se espera una reducción del entorno al 50% para finales de siglo.

 

Sin embargo, en el otro lado de la balanza, la población del África subsahariana se espera que triplique su tamaño, a más de 3.000 millones para 2100, convirtiéndose Nigeria en el segundo país más poblado del mundo, con 791 millones de personas.

El propio Ministro de Finanzas nigeriano ha manifestado: «Tenemos muchas familias que ni siquiera pueden alimentar a los niños que tienen, por no mencionar una buena atención médica o incluso para brindarles una educación de buena calidad».

La responsabilidad social es un término que se refiere a la carga, compromiso u obligación, de los miembros de una sociedad ya sea como individuos o como miembros de algún grupo, tanto entre sí como para la sociedad en su conjunto.

Es necesario reflexionar sobre la responsabilidad social que cada uno tiene en la sociedad, ya sea como individuos o como miembros de algún grupo y tanto entre sí como para la sociedad en su conjunto.

Y como he dicho, está muy bien las acciones individuales y los apoyos a ONG’s con acciones altruistas movidos por la conciencia individual, pero tenemos también la obligación de apoyar acciones que, con visión más global, estimulen el comportamiento responsable, en general, y el de la paternidad en particular.

Ya se que las soluciones son difíciles, duras, políticamente incorrectas y todas ellas, a largo plazo, pero empezando por los organismos internacionales, y siguiendo por cada uno de los países hasta llegar a la ciudadanía, si queremos reducir tanto sufrimiento como se produce a diario y reducir los riesgos globales que nosotros mismos generamos con nuestro comportamiento y amenazan a nuestra especie.

José García Cortés

       1-8-21

2 comentarios sobre “LA PATERNIDAD RESPONSABLE

  1. Leído entero. Es la cuestión más importante que tiene nuestra humanidad. Gracias por el esfuerzo. El que quiera tener una visión más amplia puede leer los puntos 5 sobre *La población. Número y calidad de vida *y 6 sobre *La sexualidad, la familia y la procreación* pinchando aquí, en mi nota Presente y futuro humanos

    __________________________________ José Corral Lope *www.supervivenciayaltruismo.org/es/ * *www.supervivenciayaltruismo.org/en/ *

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  2. Veo que no se puede acceder pinchando. El que quiera puede entrar en mi página http://www.supervivenciayaltruismo.org y en la portada ir a Notas y comentarios y allí a Presente y futuro humanos. Es una nota larga. Los puntos 5 y 6 están a mitad de la nota. Más o menos.

    __________________________________ José Corral Lope *www.supervivenciayaltruismo.org/es/ * *www.supervivenciayaltruismo.org/en/ *

    El lun, 2 ago 2021 a las 22:05, José Corral () escribió:

    > Leído entero. Es la cuestión más importante que tiene nuestra humanidad. > Gracias por el esfuerzo. El que quiera tener una visión más amplia puede > leer los puntos 5 sobre *La población. Número y calidad de vida *y 6 > sobre *La sexualidad, la familia y la procreación* pinchando aquí, en mi > nota Presente y futuro humanos > > > __________________________________ > José Corral Lope > *www.supervivenciayaltruismo.org/es/ > * > *www.supervivenciayaltruismo.org/en/ > * > > > El lun, 2 ago 2021 a las 16:52, Políticamente Incorrecto (<

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