¿NOS SALEN LOS POLÍTICOS POR LAS OREJAS? U.E., POR FAVOR, NECESITAMOS UNA INTERVENCIÓN (Segunda Parte)

Decíamos en la primera parte que tenemos un problema muy grave en España de “coste político” porque, como diría Pablo Iglesias, y en eso sí estoy de acuerdo, todos ellos se han convertido en una “casta”.

  • Muchos, hay muchos, muchísimos políticos.
  • Infectos”, que no han venido a servir a la sociedad, sino a servirse de ella, usando y abusando de los recursos públicos como si les perteneciera.
  • Y que nos salen caros, muy caros. Porque, como dice un amigo mío andaluz: “totá, pa lo que hasen”

Pero nuestro “coste político” no ha terminado con lo descrito en el anterior relato, porque hay más cosas, asociadas o relacionadas con la anterior, que hacen que tengamos que tomar la calculadora y seguir sumando debido a la alargada sombra de los políticos. Hoy hablaremos del proceloso mundo de los cargos de confianza y personal eventual.

Los Asesores

A los efectos de lo que estamos hablando, se supone que un asesor es un experto en un campo determinado, ya sea la comunicación, la estrategia política, el marketing, discursos, etcétera, que pone en práctica sus conocimientos para asesorar a un político.

En España, los asesores y personal eventual no son elegidos por los ciudadanos, son elegidos por los políticos, sin necesidad de superar ninguna prueba o unas oposiciones y su práctica está profundamente arraigada en el seno de la Administración Pública. Es una figura muy opaca que ocupa puestos difícilmente justificables en muchos casos, pero eso no parece entrañar ningún problema porque su designación es libre y, además, se hace con total descaro en muchos casos.  Son los que podríamos llamar los “allegados descontrolados”.

Debido a la falta de transparencia administrativa en torno al personal de confianza y eventuales, las cifras que se manejan (son solo estimaciones) desde el CSI-F (Central Sindical Independiente y de Funcionarios), apuntan a un número que puede rondar los 20.000 cargos elegidos ‘a dedo’. Bien pudiera ser si solo con que tengamos en cuenta los máximos que Ley de racionalización y sostenibilidad de la Administración Local permite a los Ayuntamientos.  Estamos hablando de varios centenares de millones de euros.

Pero, igual que lo comentado en el artículo anterior, el problema no es solo cuantitativo (a pesar de la importancia tan grande que tiene en nuestra endeudada economía), sino que hay que tener en cuenta la parte cualitativa de lo que podríamos llamar esta “anormalidad democrática”.

Esta facultad de incrementar puestos con cargo al erario público, puede tener tres finalidades básicas:

  1. Servir de asesoramiento real o cubrir puestos de máxima confianza. Por ejemplo, los de imagen que aconsejan al Sr. Sánchez salir “tipo kennedy” con sus gafas en su Falcon  (¡huy!, perdón, en el del estado español), o contratar un secretario personal o secretaria o secretari si es catalán.
  2. Dar ocupación a otros miembros del partido cuyo boleto no ha salido agraciado en el sorteo de los puestos de las listas cerradas. Me estoy imaginando una conversación cualquiera tras completar la tramitación administrativa necesaria para ello:

No te preocupes amigo, eres un fiel servidor del partido y como compensación a tu esmerada colaboración te vamos a dar un puesto de asesor en temas sanitarios.

No, no te preocupes porque no sepas nada de eso, si tienes alguna duda le puedes preguntar al Ministro Illa que es un gran experto.

3. Acortar camino y contratar directamente a padres, hermanos, hijos y demás familiares. Viva la Pepa.

En el primero de los supuestos a mi me parece lícito, y creo que una gran mayoría podríamos estar de acuerdo en que, por razones de confidencialidad de información, que a lo mejor contrate un secretario personal o algún otro puesto de mucha confianza.

Para otras cuestiones, los dirigentes cuentan con un elenco de funcionarios con una excelente preparación en todas las disciplinas. Son recursos del Estado que se ponen a su disposición.

Otra cosa diferente es que pensemos que “ancha es castilla” y que, como si no fueran recursos de todos los españoles, y sin rendir cuentas sobre su contratación y resultados.

A veces pienso que los asesores políticos deberían estar prohibidos, porque están permanentemente ocupados en indicarles cómo tienen que actuar y lo que tienen que decir, con mensajes prefabricados convirtiéndolos en máquinas parlantes. Igual, si no existieran los asesores, muchos políticos tendrían que dimitir, pero seguro que los más capaces se atreverían a decir lo que verdaderamente piensan y hablarían con más autenticidad, consiguiendo de la ciudadanía, sin duda, la credibilidad que hoy no tienen.

 En el segundo de los casos, es decir, dar cabida a otros miembros del partido, en mi opinión se debería considerar directamente corrupción por utilizar recursos del estado en beneficio de las organizaciones. Por tanto, debería ser un hecho punible y perseguido. Ya en alguna ocasión un tribunal, en castilla La Mancha, han anulado nombramientos a dedo para puestos de asesores de confianza a seis dirigentes del PSOE que se habían quedado sin cargo público en las elecciones municipales.

Y si lo anterior es punible…., en los casos donde el cargo es asignado directamente a familiares y amigos, la cosa debería ser automática, anulación de nombramiento y cese del infractor. No debería importar que contara con conocimientos, pero debe haber una ética y una estética en la gestión de lo público. Bueno, en todo en la vida.

Creo que nadie va a discutir el fondo de la cuestión, en algunos casos puede ser importante que algún político cuente con la ayuda necesaria para tomar las decisiones correctas en el ejercicio de su cargo. Pero lo que no puede ser es que tengamos miles de “allegados descontrolados”, de más que dudosa preparación para los puestos que ocupan, de los que no rinde cuenta absolutamente nadie y nos cuestan un dineral.

Porque el costo que soportamos no es sólo el salario que se les paga, sino que “hacen cosas” en el puesto asignado y, como no suelen tener la preparación adecuada, las hacen mal, lo cual puede multiplicar el costo.

Es difícil entender, que contando con un tejido funcionarial tan preparado y amplio en número (demasiado en muchos casos -también nos sale por las orejas-), tener asesores debería ser la excepción y, en todo caso, cuando se necesite, debería ser utilizado con unos criterios de selección rigurosos, profesionales y totalmente despolitizados. La situación actual sólo la justifica la “infectividad” de nuestra clase política y el desapego de los ciudadanos.

Un ejemplo. Obtenido de la página de la propia Diputación Provincial de Sevilla, 31 Diputados, 66 puestos de confianza repartidos como buenos hermanos. Con un par.

De verdad que no le encuentro el sentido a que las personas encargadas de, por ejemplo, gestionar el servicio de emergencias de una comunidad, o de supervisar la gestión de aguas residuales, de los polideportivos…, de una localidad o territorio dependan de los intereses de un partido político y no de la aptitud y la experiencia acumulada de la persona para el cargo. Se nos ha ido la pinza, y lo peor es que nos hemos acostumbrado a ello y lo estamos permitiendo sin ser conscientes del dispendio que nos supone.

Ya que los políticos se fijan tanto en Europa a la hoja de justificar sus sueldos y dietas, puesto que según ellos están en la “media” europea, también podrían prestar atención a modelos más éticos, por ejemplo, Suecia:

  • Los parlamentarios no tienen asesores propios y se pagan el café de su bolsillo
  • Tienen un sueldo de 4.300 $ mensuales, menos que un profesor, y la constitución les prohíbe que ellos puedan subirse el sueldo (lo tienen que hacer tres representantes de la ciudadanía)
  • Despachos de siete metros cuadrados
  • Apartamentos pequeños de 45 m2 para aquellos que tienen que pernoctar, y si van con algún acompañante, éste tiene que pagar la estadía.
  • Sin beneficios adicionales como aviones, alquileres, dietas, asesores, guarderías,….

Ya sé que consideramos a los suecos fríos y algo aburridos, pero entre este ejemplo de pulcritud y austeridad en el uso de lo público y el despiporre que aquí tenemos, y consentimos, parece que tenemos recorrido.

Y ya termino. De momento hemos visto dos partes de un mismo problema, el salario, cantidad y actitud de los “infectivos” de un lado y el ingente batallón de “allegados descontrolados” por otro. Pero preparemos la cartera porque creo que aún tenemos que seguir pagando para terminar de ver la dimensión completa del desparrame político que tenemos en España. Amenazo con más.

José García Cortés

       4-5-20

2 comentarios sobre “¿NOS SALEN LOS POLÍTICOS POR LAS OREJAS? U.E., POR FAVOR, NECESITAMOS UNA INTERVENCIÓN (Segunda Parte)

  1. Verguenza les tendría que dar si tuvieran un mínimo de intelecto. Encima la verguenza nos da a los paganos mal vistos que pretenden subir más los impuestos. Que nos pille confesados que la que viene no la conocemos pero da malos augurios.

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