Supervivencia y altruismo. El sentido de la vida

Ayer por la mañana, Carlos Herrera en su programa de la COPE, comentando la situación que está provocando el Coronavirus, decía:

  1. Esto es una prueba de supervivencia para el ser humano en todo el mundo.
  2. Es increíble el grado de altruismo que se está poniendo de manifiesto.

Esto me ha recordado y hecho reflexionar en las ideas de mi maestro y amigo Pepe Corral, sobre las que lleva trabajando desde hace más de veinte años.

La situación excepcional que estamos viviendo parece confirmar sus ideas ya que vemos cómo la humanidad en su conjunto reacciona para protegerse de la pandemia mundial que le amenaza.

Sus ideas, que de momento también son políticamente incorrectas, (están desarrolladas en dos libros y en abundantes artículos incluidos en su página bilingüe: www.supervivenciayaltruismo.com)

las hago mías ahora y, con su permiso, voy a intentar transmitir una visión muy comprimida de su mensaje para que pueda tener cabida en este artículo.

Parece haber unanimidad en la comunidad científica de que las diferentes especies de animales tienen el “mandato” esencial de sobrevivir. También que cada una de estas especies de animales ha elegido una estrategia determinada para conseguirlo, la mayoría agrupándose en colectivos, más o menos numerosos que le brindan mayor oportunidad de salir adelante.

Esto provoca, en general, que sus individuos sientan un vínculo más fuerte por aquellos parientes cercanos pertenecientes a la misma familia o al mismo grupo y menos fuerte por los de su misma especie en la medida en que se alejan de su entorno hasta llegar a la ignorancia más absoluta por aquellos que no conocen de su existencia. Así una cebra tendrá lazos estrechos con su familia directa, un vínculo algo menos fuerte por el resto de su manada e ignorará por completo aquellas otras familias que se encuentren en una pradera diferente.

De la misma forma, y teniendo en cuenta lo anterior, si pudiéramos preguntar a los animales sobre su objetivo vital, aparecerían en primer lugar el objetivo de sobrevivir como individuo, después, en su caso, el del grupo y, solo por extensión, el de la especie.

En el caso del ser humano, la esencia es exactamente la misma, si bien la inteligencia de la especie, su capacidad para reflexionar, su capacidad de aprendizaje (que origina diferentes valores culturales) y otros componentes que se ha ido incorporando a su cerebro, complica más la visión porque somos capaces de tener diferentes objetivos en la vida, de origen religioso, político, filosófico,…, y suelen estar más presentes los que están explicitados sobre los que no lo están.

En el caso del hombre, también parece claro que nuestra estrategia ha sido la de vivir en comunidad para sobrevivir y ello origina unos sentimientos más cercanos hacia la familia, clan, tribu, ciudad, país… y más diluidos en la medida en que el contacto es más lejano, de igual manera que se van diluyendo las ondas del agua cuando tiramos una piedra.

De la misma forma, las éticas y normas positivas que hemos ido generando en el tiempo para organizarnos podríamos decir que siguen el mismo patrón, es decir, individuales (ley natural), y grupales (locales, regionales, nacionales,….),  y aunque realmente tenemos un objetivo o fin común como humanidad, la de sobrevivir, todavía no se ha explicitado, motivo por el cual no existe todavía, claramente definida una ética global.

Pero podemos ir más lejos, en el sentido de que el el hombre empieza a ser consciente de que al no tener un objetivo o fin común explicito como humanidad, hemos actuado y actuamos grupalmente y con objetivos parciales (y si no, veamos el mal ejemplo del Sr. Torra o Boris Johnson) y eso hace que en estos momentos exista el riesgo de autodestrucción (lenta o rápida) y de que haya desequilibrios y enormes problemas de todo tipo: contaminación, superpoblación, millones de personas marginadas, ansiedad y desconcierto ante el futuro, riesgo de armas terribles…

Todo esto provoca que cada vez seamos más conscientes y sintamos más nuestra pertenencia no solo a la especie del homo sapiens sino al conjunto de nuestro entorno (plantas, animales, medio ambiente,….) porque forman parte de nuestra propia supervivencia y es por ello que cada vez sea más necesario tener explícito un principio ético universal que fundamente las normas morales que deben regir nuestros comportamientos individuales y colectivos.

Con todo, la solución es obvia y ha estado actuando y actúa de forma implícita desde el principio de los tiempos. Solamente hace falta verla, asumirla y aplicarla por quienes tengan capacidad y autoridad para hacerlo.

En consecuencia, La idea básica o imperativo vital sería:

Como medio para mantener la vida todos los seres vivos, incluidos los hombres, tienen implícito en su información genética el imperativo vital de procurar la supervivencia de la entidad evolutiva de la que forman parte. Generalmente a través de la reproducción secuencial iterativa,

Todo ello sin perjuicio de que los hombres podamos tener otros fines trascendentes. Y otros parciales buenos como, la felicidad, el bienestar, la reproducción, el crecimiento, la evolución, la paz,…., aportados desde las religiones, los filósofos, etc., y que conforman el complejo mapa de objetivos del ser humano. Y que son medios para intentar conseguir el objetivo básico.

Como ahora, cada vez que hemos tenido una tragedia se ponen de manifiesto multitud de actos altruistas, que yo creo que existen de forma anónima cada día, pero es en estos momentos cuando éstos tienen un mayor altavoz. Y en ese sentido, no se puede hablar del imperativo vital sin hablar del altruismo en un concepto amplio.

Es altruista todo lo que procure el bien a otro u otros: el trabajo, pensar, producir bienes y servicios, el comercio, enseñar, cumplir las leyes, la caridad, el amor al prójimo… En general todo lo que procure el bien ajeno y mejore la convivencia y sin entrar en disquisiciones sobre si es retribuido o no, sencillamente cuando se procura un bien a otro porque alguna forma de altruismo es necesaria para convivir en todas las especies sociales.

También parece probado que los grupos más altruistas internamente dominan y sobreviven a los menos altruistas. El propio Darwin tuvo que salir al paso de algunos de sus seguidores, dedicando un tercio de El origen del hombre a estas cuestiones. Donde dice: “el hombre debe su inmensa superioridad …a sus hábitos sociales que le llevan a ayudar y a defender a sus semejantes”.

El altruismo/amor humano es el mejor vehículo ya que se “autoretribuye”, no se agota, y retroalimenta las normas éticas implícitas del entorno y de la especie. Y además hace felices a quienes lo practican.

Por supuesto que el odio/temor/violencia existen en los individuos y grupos y son utilizados por parte de dictadores y tiranos para conseguir sus propósitos. Pero con una visión histórica, está claro que, para el fin principal, la supervivencia, el amor es más eficiente y sobre todo es más eficaz en el largo plazo, por eso lo ha adoptado nuestra especie como el mejor medio para supervivir conviviendo.

Obviamente, como se ha comentado anteriormente, y como ocurre en otras especies sociales, parece que el altruismo/amor humano también opera según las reglas de la cercanía, la pertenencia a los grupos familiares, tribales, raciales, etc. y se amplía a toda la especie a medida que crecen los factores anteriores.

De estas dos ideas puede deducirse un principio ético universal que diga:

Es bueno/mejor lo que, hecho altruistamente, sea bueno/ mejor para

la supervivencia de la especie y su bienestar.

Este principio estáimplícito en todas las personas ya que la idea básica es un imperativo universal para todos los seres vivos y alguna forma de altruismo grupal amplio es un mandato, también universal, de la especie a todos los hombres. Y que se encuentra recogido en las llamadas al amor al prójimo de todos los profetas y santos que han existido en todas las religiones y sabidurías. Y puede aplicarse con todas las doctrinas políticas: liberales, conservadoras, socialistas, comunistas… Y en cualquiera de sus posibles formas de aplicación: democracias, dictaduras, tribalismo,… Todos los sistemas son válidos si en su aplicación cumplen el principio ético universal. Principio que facilita el desarrollo de todas las buenas políticas.

Estas ideas están operando implícitamente desde el principio de la vida de la especie. Y siguen y seguirán haciéndolo: igual que las cosas se caían al suelo antes de que Newton descubriera la ley de la gravedad. Pero parece que, una vez vistas estas leyes universales, sería conveniente pensar y explicitar soluciones globales. Muchas de ellas urgentes dada la situación y perspectivas de nuestra Humanidad. 

Sería deseable que, como consecuencia de esta gran crisis de salud y de la económica que llevará aparejada, hagamos todos una reflexión sobre los “excesos” en que estamos incurriendo los seres humanos y, considerando la lista de los grandes riesgos y de los factores positivos y negativos, naturales y humanos, revisemos entre otras:

  • Políticas globales: potenciar la idea de Humanidad, tender al establecimiento de  una Autoridad Mundial, revisar el modelo de sociedad y el tamaño de la población y su calidad de vida, la ecología humana, los delitos o faltas contra la humanidad, las virtudes universales…
  • Políticas sociales: la sexualidad y la familia, las ingenierías genéticas y ambientales, las ingenierías sociales, las políticas educativas, las políticas económicas y sociales, el trato a los marginados, las religiones, los nacionalismos… Y las éticas individuales.

La “nueva” ética, bien planteada de forma reactiva (respondiendo a las dudas que puedan existir sobre lo que ya se está haciendo en estas materias) o de forma proactiva (planteando acciones nuevas, parciales o globales, y potenciando las buenas actuales) deberíamos adoptarla y ejercerla por todos los hombres, pero muy especialmente quienes se dedican a pensar (humanistas, científicos) y a dirigir (líderes políticos y religiosos, comunicadores, dirigentes de empresas e instituciones,…).

Teníamos y tenemos implícito en nosotros el mandato y ahora ya está también explícito. Bravo por Carlos Herrera.

Madrid, 16 de marzo del 2020

José García Cortés

Un comentario en “Supervivencia y altruismo. El sentido de la vida

  1. Pepe, muy bien resumido. Yo no creo en el altruismo. En el debate entre Hobbes y Rousseau yo me quedo con el “Homo hominid lupus est” La diferencia entre el hombre y los animales es que en aquél predomina el libre albedrío y la libertad, y no siempre se canaliza por el lado bueno.

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