Tengo que confesar que cuando comenté en mi casa que iba a escribir un artículo sobre el feminismo con ocasión del día mundial de la mujer que se ha celebrado, una de mis hijas me advirtió: “ojo con lo que vas a escribir”.
Soy consciente que me puede caer la del pulpo pero confío bastante en el escudo protector del nombre del blog.
Miré en el diccionario de la Real Academia de la Lengua las definiciones:
feminismo
1. m. Principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre.
2. m. Movimiento que lucha por la realización efectiva en todos los órdenes del feminismo.
machismo
1. m. Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres.
2. m. Forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón.
También busqué en Google si había un día internacional del hombre y vi que efectivamente, cada 19 de noviembre se conmemora el Día Internacional del Hombre, una fecha a la que se sumó la UNESCO que sostuvo que la fecha es «una excelente idea que proporcionará un poco de equilibrio entre sexos”.
Y, por supuesto, el Día Internacional de la Mujer. Su conmemoración, es un buen momento para reflexionar acerca de los avances logrados, pedir más cambios y celebrar la valentía y la determinación de las mujeres de a pie que han jugado un papel clave en la historia de sus países y comunidades.
Pertenezco a una generación que ha visto bastante “machismo”, tanto en los de mi “quinta” como en mis mayores. De hecho, cuando me casé, tuve que autorizar a mi esposa en el banco para que pudiera compartir la cuenta corriente porque entonces las mujeres no podían tener una cuenta en el banco sin la autorización de su marido.
Desde entonces y hasta ahora, en el mundo en general, y en España en particular, creo que se han logrado avances sin precedentes.
Si ser feminista es considerar que los hombres y las mujeres tienen exactamente los mismos derechos, entonces me declaro abiertamente feminista.
Odio, y considero que es absolutamente reprobable y punible cualquier tipo de abuso contra la mujer. Hombres que vejan y maltratan psicológicamente a sus parejas, los que pegan, y por supuesto, los que asesinan y los que contribuyen a la existencia y desarrollo de la prostitución, esa forma de esclavitud.
No se si las penas de cárcel son lo suficientemente duras hoy, pero no me importaría lo más mínimo que se revisaran y fueran muy “ejemplarizantes” si es que ello fuera el medio de minimizar los casos de violencia de algún tipo.
Ahora bien, conozco también directamente casos en los que hay mujeres que hacen denuncias falsas con acosos y malos tratos por parte de los hombres y les arruinan sus vidas.
Igual de reprochable y punibles deberían ser las denuncias falsas y su falta de castigo porque me parecen un delito muy grave que, además de las desgracias personales que provocan, ayudan a generar la sensación de que los hombres son enemigos de las mujeres. Pero mucho me temo que no solo es bastante gratuito hoy en día sino que, además, esa gratuidad se irá incrementando.
No he mencionado todavía la discriminación laboral y la famosa brecha salarial. Entiendo esa discriminación como la falta de reconocimiento de unas capacidades y unos derechos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres.
Debe ser que he tenido suerte porque en mis 45 años de vida laboral, no he conocido directamente dicha discriminación ni he tenido conocimiento de que, en la Banca, Seguros, Consultoras, Administraciones locales, territoriales o del Estado, Eléctricas, … ni de ningún otro sector, ni ningún convenio colectivo de otro sector que haya conocido, en el que, para el mismo puesto y responsabilidad, se pague menos a las mujeres que a los hombres.
Cuando se habla de brecha salarial, se utilizan las cifras brutas del Instituto Nacional de Estadística y se comparan sin mas, sin tener en cuenta las diferencias de puestos que se ocupan, ni tampoco que, muchas mujeres trabajan a jornada parcial.
Tampoco se explica que es normal todavía que exista un cierto decalaje como consecuencia de una incorporación de la mujer a las universidades y al mundo laboral más tardía y lo mismo que sucede cuando alguien analiza hoy las pensiones según el sexo de los cotizantes sin tener en cuenta lo anterior.
Con esto no quiero decir que no haya casos de abusos y discriminación, por supuesto que los habrá, pero los que lo realizan no se si hay que llamarlos machistas, son sencillamente delincuentes como los hay en otros ámbitos y por ello, son perseguidos de la justicia.
Yo creo que uno de los problemas que tenemos hoy en día es que los partidos políticos y otras asociaciones interesadas, están utilizando la bandera del feminismo de forma sectaria para captar el máximo de adeptos aprovechando esta corriente reivindicativa, sin darse cuenta (o lo que sería peor, siendo conscientes) de que lo que están creando es una brecha entre hombres y mujeres.
Estoy a favor del feminismo como movimiento social que supone la eliminación de la opresión, dominación, y explotación de que han sido y son objeto muchas mujeres, pero lo estoy por mi convencimiento de hay que pelear contra la opresión, dominación y explotación de cualquier ser humano.
Un día leí en Muy Interesante, un artículo con las descripciones de las distintas ramas del feminismo: Radical, abolicionista, transfeminismo, de igualdad, de la diferencia, socialista, ecofeminismo, ciberfeminismo, filosófico, separatista, disidente, liberal o el científico. Me da absolutamente igual la “facción” de la que se trate, lo que me molesta es el borreguismo que en muchos casos permite a estos espabilados obtener réditos con fines partidistas.

Así vemos a los diferentes partidos políticos organizando las manifestaciones por separado, con diferentes eslóganes, o no acudiendo y en todos los casos, sembrando semillas viciadas. Estoy cansado de las “cuotas” que lejos de equiparar, lo que hacen es llenar puestos directivos con “tarugos y tarugas”. Hay muchas mujeres profesionales como la copa de un pino y otras que son un auténtico petardo y lo mismo sucede entre los hombres.

Es obvio que el feminismo ha impulsado una auténtica revolución social que sigue mejorando hoy la vida de la gente, y hay que apoyar todavía mucho (porque está todo prácticamente por hacer) en Asia, África y Sudamérica, pero en los países que hemos avanzado tanto, debemos ir pensando más en clave de “humanistas” porque corremos el grave riesgo de equivocarnos y generar otro tipo de diferencias sociales en lugar de terminar de arreglar las actuales.
La sociedad española ha evolucionado mucho, al menos desde un punto de vista legislativo en cuyo plano no creo que haya ni una sola regulación discriminatoria. Ahora nos toca seguir avanzando en el plano de los comportamientos, pero con una visión más amplia y sancionar cualquier comportamiento injusto hombre-hombre / hombre-mujer /mujer-hombre.
Está claro que en estos momentos la mujer es el colectivo intergeneracional más dinámico, pero no hay que dejarse abducir por intereses partidistas evitando así mantener y consolidar los avances históricos sin que sean histéricos. Igual sería bueno ir pensando, por ser más igualitario, que en lugar de un día para el hombre y otro para la mujer tengamos uno para el ser humano.
José García Cortés