EL HOMBRE QUE SUSURRABA A LOS MUERTOS

Esta mañana escuchaba intensos debates por parte de distintos periodistas y casi todos estaban de acuerdo en que era inaceptable que el Ministro Illa se marchara del cargo en un momento en que de nuevo la pandemia nos castiga seriamente.

Cierto es que cuando Salvador Illa es nombrado Ministro de Sanidad nadie se esperaba el tsunami que nos ha traído el Covid 19.

También lo es, que a dicho Ministerio se le habían ido quitado competencias hasta convertirlo en un cascarón vacío con poco equipo y con funciones que básicamente se reducían a las labores de supervisión del cumplimiento de las competencias delegadas a las Comunidades Autónomas. Aunque, por lo que yo he aprendido en mi vida profesional es la mayor y más importante competencia.

Pero como quiera que en los nombramientos para el ejercicio de lo público ya nos hemos acostumbrado, hace años, a que no se realicen en función de la competencia personal y profesional de los designados, sino a espurias razones, cuando llega una etapa de crisis como la que estamos viviendo, la falta de competencias de un Ministro origina que los resultados de gestión sean todavía peores.

Un resultado malo en la gestión de cualquier Ministerio es algo bastante nefasto para un país, porque los educados saldrán peor formados, la economía no irá igual de bien, la agricultura se resentirá, y así, cualquier de los Ministerios que tenga un patán a su mando. Pero cuando hablamos del Ministerio de Sanidad, y encima con la que se nos ha venido encima, no es algo malo, sino algo dramático, porque dicha mala gestión se mide en número de fallecidos.

Dicen de él que es un hombre tranquilo, discreto, que habla flojito, que no se enfada nunca y que es muy amable. Llega al ejecutivo de Sánchez por su autoridad interna en Cataluña, como representante de una fuerza territorial clave para el sostenimiento de la mayoría, es decir, con un objetivo político.

El señor i Roca (por parte de madre) es un fruto casi puro de la política de la que hizo hace tiempo su oficio. Prácticamente no tiene experiencia fuera de ella, es hombre que vive de la política porque se ha dedicado completamente a ella. 

Pero lo cierto es que este señor tranquilo:

  • No hizo su trabajo anunciando la llegada de la pandemia porque había un objetivo entonces, el 8 M, al que daban mucha importancia en el gobierno del que pasó a formar parte.
  • Nos mintió diciendo que España estaba preparada si es que llegaba la pandemia.
  • Fracasó estrepitosamente en la gestión del mando único
  • No fue capaz de abastecer al país del material sanitario necesario.
  • Nos mintió con lo de las mascarillas.
  • No ha sido capaz de montar un verdadero comité de expertos
  • Nos ha mentido con el número de fallecidos.
  • Ha propiciado que algunas empresas catalanas afines a su causa se pongan las botas en las compras fallidas.
  • No ha sido capaz, tal y como prometieron, de mejorar la legislación para poder combatir el Covid sin utilizar el Estado de Emergencia.
  • Y remata la jugada impidiendo que se introduzcan modificaciones en la situación actual sencillamente porque, de lo contrario, pondría en peligro la celebración de las elecciones catalanas. Estamos igual que al principio con el 8M, da igual el número de muertos, hay un objetivo político (que solo les beneficia a ellos) y lo tienen que conseguir a toda costa.

Eso si, tenemos que reconocer que todo esto nos lo ha hecho en voz bajita, casi susurrando. Nos la ha ido clavado, una tras otra, con buen talante y de una forma discreta.

Tengo que reconocer que cualquiera que hubiera llegado a su Ministerio se hubiera enfrentado a esta pandemia en ese Ministerio con pocos mimbres y con la necesidad de apoyarse en el equipo que había, y también es posible que desde el Gobierno no le hayan dotado de más medios con mayor generosidad y urgencia.

Pero lo anterior no justifica en absoluto la pésima gestión del Sr. i Roca (no sé porqué hoy me estoy acordando hoy tanto de su madre). Cuando acepta el cargo, asume las responsabilidades que conlleva y si no es capaz de sacarlo adelante, si tuviera vergüenza, lo que tendría que haber hecho es marcharse hace tiempo. Claro que es posible que no tenga vergüenza.

Jamás lo hemos visto visitando hospitales, visitando morgues, hablando con familiares ni, tan siquiera afectado cuando habla del número de fallecidos. Todos hemos visto a Ministros del Interior en el entierro de víctimas del terrorismo, a nuestras Majestades visitando damnificados por catástrofes, Presidentes del Gobierno afectados por desgracias nacionales, pero NUNCA he visto una imperturbabilidad como la que ha demostrado este señor que, a la postre, ha sido el responsable de la materia más sensible que puede haber para el ciudadano, la salud pública.

No, no estoy de acuerdo con los periodistas en que no debería marcharse, que se marche, por favor. Lo malo es que no se marcha despedido a su casa o lo que sería más de mi agrado, que se marche porque lo reclama la justicia.

Tanta paz lleve como descanso deja.

José García Cortés

        26-1-21

6 comentarios sobre “EL HOMBRE QUE SUSURRABA A LOS MUERTOS

  1. !Bestial!. 100% de acuerdo.

    Un abrazo

    iPhone de Luis Miguel PFSGroup

    > El 26 ene 2021, a las 18:58, Políticamente Incorrecto escribió: > >  >

    Me gusta

  2. Así lo veo yo también Pepe, creo que no ha dado la talla ni tenía el perfil pero la política se guía por otros cánones. Y este es un gobierno político hasta la médula, sin sentido de Estado, dirigido por estrategas cuyo objetivo es el poder y el control, pero no el progreso, ni el bienestar, ni la justicia…
    Hasta ahora nos ha costado dinero la inutilidad y mala gestión de los políticos, en este caso han sido vidas y eso son palabras mayores que no debemos dejar que caigan en saco roto.
    Un abrazo.

    Me gusta

  3. Me sumo en el recuerdo a su madre, pero como estos no dan puntada sin hilo y nunca en la buena dirección, mi particular opinión, es que salva al bailarín y les manda a D. Salvador ( vaya nombre ) para dar la ventaja necesaria a los independentista. El vocero anuncia sus bondades, Tezanos lo avala con los resultados que le ha encargado Pinocho y ya está todo servido EFECTO ILLA.

    Un fuerte abrazo

    Me gusta

  4. Salvador Illa, desde ese ministerio, sin competencias, ha tenido la oportunidad de demostrar de lo que es capaz, como politico, su liderazgo, y se ha limitado a cumplir con el guión, a rajatabla, con apuntador incluido. Cero empatia en un momento especialmente emocional, cero liderazgo cuando mas se necesitaba.

    Me gusta

Deja un comentario