Cuando salgo al océano, veo su fuerza. La naturaleza me muestra su poder. Me siento menos que pequeño. Me siento nada.
Quien ha salido al mar, subido a la montaña, vivido una tormenta de verdad…conoce la sensación.
Al mismo tiempo, viene otra percepción, otras sensaciones: de algún modo, estamos unidos a eso que vemos. Nuestro subconsciente envía señales, nos avisa: la naturaleza también esta dentro de nosotros. Sentimos afinidad con ella.
La naturaleza nos muestra su esencia. Aunque no lo veamos.
En la vida diaria, en nuestra agenda, organizamos la tarea y afrontamos los retos de resolver los problemas, solucionar asuntos, gestionar actividades…vivimos con nuestra cabeza, nuestra mente, convencidos de que hacemos lo que debemos o al menos lo intentamos.
En este punto, miren los datos que tenemos, sobre un asunto que se nos ha afectado de manera explosiva.
Nos sorprende, sobrecoge, pero….queremos volver a la “normalidad”
Quizá procede analizar que tiene esa normalidad.
Quizá está de espaldas a nuestra verdadera naturaleza.
Nuestra percepción de la lucha,

Desde este planteamiento, aquel en el que nos fuimos del entorno natural, por su agresividad, por las incomodidades, fabricamos nuestro propio medio, aquel que creemos es mas conveniente.
Cada fin de semana, cando podemos, sin embargo, huimos del medio creado por nosotros. Hemos integrado el entorno artificial como un mal necesario, del que marchamos siempre que es posible.
Hasta ahora.
Esta generación tecnológica tiene recursos que en otras generaciones no existían. Medios y ciencia sanitarios. Recursos de comunicación casi omnipresentes.
Aun así, nuestra sociedad, nuestra visión del mundo esta cambiando. Ha vuelto una sensación muy primaria. Algo que tenemos asociado a preocupaciones mas abstractas. El trabajo, las deudas, la decepción afectiva.
Pero ahora vuelve por el impacto que tiene este proceso sobre nuestra supervivencia.
Es el miedo. En algunos textos, se dice que es algo atávico. Primitivo. Propio de las sociedades humanas que luchaban contra el entorno hostil.
Ahora no hay exactamente un entorno hostil. Mas bien, existe algo hostil en el entorno.
Algo que escapa a ese sentimiento de superioridad que nos caracteriza, por la falsa sensación de controlarlo todo.
Factor decisivo: se trata de un elemento hostil que escapa a nuestro control.
Afrontar lo que ahora esta ocurriendo requiere calma. Requiere sosiego. Eso no lo obtenemos precisamente de ese medio que hemos creado. Se trata de una introspección, algo que no es de nuestra costumbre.
Es necesaria la lucha contra los hábitos mentales. Los hábitos de nuestro modo de pensar.

Es revolucionar nuestro sistema mental para cambiar lo que sea necesario y prepararnos para crear un entorno mejor. Preparar algo que se aproxime a lo que realmente somos. Somos y procedemos de ese medio natural.
Para esta revolución mental, es necesario abandonar premisas, abrir todas las opciones y para eso hay que luchar y ser héroes.
Seamos héroes.
Raúl Ramos de la Plaza
No se sé este comentario se ha duplicado. Decía que
Gracias Raúl por artículo, excelente de fondo y forma. Y manifiesto aquí mi alegría por el buen espíritu y recuperado cuerpo de nuestro querido editor.
Cuidaos todos. Abrazos
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