Carta – septiembre 2025

Quiero compartir algo sobre pensamientos, emociones y cómo vivimos lo que nos pasa. Hay días en los que vamos con fuerza, y otros en los que sentimos que se nos acaba la energía, como si el depósito estuviera en reserva.

Cuando tocas fondo.

A veces me he visto sin fuerzas y con la sensación de haber tocado fondo. En esos momentos, lo único que me ha ayudado es parar y observar: mirar lo que siento y lo que pienso, sin juzgar, para entender qué está pasando.

El “observador” y la “fábrica de pensamientos”

Me di cuenta de algo importante: no soy mis pensamientos.

  • Por un lado, está la “fábrica de pensamientos”, que no para: ideas, recuerdos, preocupaciones que van y vienen.
  • Por otro, estoy yo, el observador que se da cuenta de todo eso.
    Igual que no somos nuestros sentidos (oído, vista, olfato), tampoco somos la mente: la mente es una herramienta que usamos para entender y relacionarnos con el mundo.

Para qué sirve la mente… y dónde se complica

La mente es muy útil para trabajar, estudiar, resolver problemas. Pero si no la entrenamos, puede enredarnos: encadena pensamientos y emociones y acabamos dentro de una tormenta mental. De ahí vienen la inquietud, la ansiedad y la sensación de que no hay paz.

Salir del piloto automático

Hoy se habla mucho de mindfulness: básicamente, prestar atención al presente para salir del bucle de pensamientos que aparecen solos. No se trata de “dejar la mente en blanco”, sino de mirar con claridad lo que sentimos y pensamos sin dejarnos arrastrar.

Un truco sencillo

  • Para – Observa – Vuelve:
    1. Para un momento.
    2. Observa tu respiración, tu cuerpo, lo que piensas.
    3. Vuelve a lo que estabas haciendo, con esa atención más limpia.
      Este gesto evita que el “tren de pensamientos” nos lleve por delante.

No confundirnos: mente ≠ persona

Una confusión común es creer que somos lo que la mente dice. Pero quien somos de verdad es esa conciencia que observa: la que ve lo de fuera (lo que ocurre) y lo de dentro (sensaciones, ideas). Cuando lo entiendes, te sientes más libre: ya no estás encerrado en lo que la mente cuenta a cada minuto.

Entrenar la herramienta

Como cualquier herramienta, la mente necesita entrenamiento:

  • Diferenciar pensamiento y emoción.
  • Poner límites al bucle mental.
  • Usarla cuando toca (estudio, trabajo) y descansarla cuando no.
    Ese entrenamiento da estabilidad y nos ayuda a vivir con más calma.

Una conclusión simple

Somos más que los pensamientos, sensaciones o emociones que pasan por nosotros. Somos quien lo observa todo. Cuando recordamos eso, ganamos libertad y menos peso de lo que nos remueve por dentro. Ahí aparece el espacio para la paz

Raúl Ramos de la Plaza

   Inspirado por Raquel

       22 – 9 – 2025

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