Ayer hablaba de mi dolor por el hecho de que nuestro gobierno no hubiera desplazado “inmediatamente” todos los recursos necesarios para mitigar el desastre que hemos sufrido con la última DANA.
Es evidente que no podemos controlar los agentes atmosféricos, pero sí que está en nuestra mano anticipamos en todo lo posible para minimizar en todo lo posible sus efectos.
En este sentido, me gustaría reflexionar sobre la incompetencia de este gobierno, mal llamado “progresista”, encabezado por el PSOE en alianza con otros partidos de izquierda, como Podemos y otras fuerzas regionales de izquierda, que han abanderado, entre otras ideas, la Sostenibilidad y Cambio Climático.
¿hay alguien que esté en contra de mejorar nuestro medio ambiente? El problema surge cuando el dogmatismo ideológico y la incompetencia de los chorizos y enchufados que ponen al frente de las diferentes responsabilidades, amparados en la bandera de las políticas verdes, y que nunca han pisado el campo, se dedican a legislar de forma sectaria.
En nombre de la conservación medioambiental, las políticas y prácticas de nuestros queridos “verdes” impiden o limitan la limpieza regular de cauces de ríos y montes en España, lo que genera riesgos serios, especialmente en zonas propensas a fenómenos meteorológicos extremos.
Esta “ecología mal entendida” tiene, año tras año, consecuencias devastadoras: acumulación de maleza, ramas muertas, y escombros en ríos y bosques que, lejos de proteger el entorno, aumentan la probabilidad de inundaciones en épocas de fuertes lluvias y favorecen los incendios forestales durante el verano.
En los cauces de ríos, la acumulación de vegetación y desechos obstaculiza el flujo de agua, aumentando la posibilidad de desbordamientos cuando ocurren lluvias intensas. Esta falta de mantenimiento es particularmente peligrosa en áreas urbanizadas cercanas a ríos o arroyos, donde las crecidas pueden afectan gravemente a comunidades enteras.
En los montes, la acumulación de vegetación seca y ramas muertas crea una cantidad importante de combustible que eleva considerablemente el riesgo y la intensidad de los incendios forestales. Sin una gestión forestal adecuada, la propagación de un incendio se vuelve mucho más rápida y difícil de controlar, lo que pone en peligro tanto a la fauna y flora local como a las poblaciones cercanas
En España, la limpieza de cauces de arroyos y el uso de ganado para la limpieza de montes, actividades que antiguamente formaban parte de la gestión rural y la prevención de incendios, están sujetas a estrictas normativas y, en la mayoría de los casos, prohibiciones. Aunque estas prácticas eran comunes y efectivas para mantener el equilibrio en áreas rurales, la legislación, en gran parte inspiradas en normativas de la Unión Europea (que también tiene tela estos burócratas de Bruselas), buscan implementar un enfoque de “no intervención” en muchos espacios naturales. Esto incluye ríos y montes, con el objetivo de permitir que los ecosistemas se mantengan lo más intactos posible. Estas directrices suponen que la intervención humana debe ser mínima y solo en casos estrictamente necesarios.
El «exceso de ecologismo mal entendido» en España suele surgir en el debate sobre ciertas políticas ambientales que, generalmente por parte de personas urbanas, que, en el fondo, limitan la gestión sostenible y preventiva de los entornos naturales.
Todos los puñeteros años tenemos un exceso de incendios por la acumulación de vegetación seca en bosques y las restricciones de la limpieza de cauces fluviales o la limpieza manual de riberas provocan situaciones como la que estamos viviendo.
Espero que los responsables de esa visión de un ecologismo más restrictivo, que tiene como objetivo proteger la biodiversidad a toda costa, con ausencia total de falta de una gestión más pragmática de los ecosistemas, estén viendo las imágenes del drama que se está viviendo en Valencia. Pero claro, eso sería esperar que sean responsables en primer lugar y que además tengan dos dedos de frente para pensar en las consecuencias de sus actuaciones.
En un país en el que la sequía es creciente, estos descerebrados que nos gobiernan, han conseguido que España esté liderado en Europa la demolición de presas y barreras fluviales como parte de un “esfuerzo medioambiental” para restaurar ecosistemas fluviales y mejorar la biodiversidad. Durante el año 2021, España eliminó 108 barreras fluviales, casi la mitad de las 239 estructuras desmanteladas en toda Europa (que por cierto tienen bastante más agua que nosotros). Eso sí, se les llena la boca de decir que están mejorando la migración de los peces.
Qué pena que todos los agricultores, ganaderos y todos los que estamos a pie de campo no pensemos lo mismo. Supongo que estamos equivocados.
Si mi abuelo levantara la cabeza…..
José García Cortés
2-11-24