La Productividad Española

La ministra Yolanda Diaz se empeña en la reducción hasta las 37,5 horas de trabajo a la semana.  La verdad es que la mujer se lo ha currado y está utilizando un argumento de peso, ya que según ella “permitirá mejorar la compatibilidad del tiempo de trabajo con el resto de los usos del tiempo, el reparto equilibrado de las tareas de cuidados, la formación, el ocio o la participación social»

Este es uno de los graves problemas de poner altas responsabilidades en manos de necios. Si, he dicho necios, bobos, estúpidos, tontos, ceporros, ignorantes, zotes o palurdos.

Ningún responsable de trabajo podría estar manejando subidas salariales o reducciones de jornadas de trabajo sin tener en cuenta la PRODUCTIVIDAD. Eso es una regla de oro en economía.

La señora ministra debería saber que la productividad de España, medida en términos de PIB por hora trabajada, es significativamente inferior a la media de la Eurozona y la OCDE. En 2022, la productividad en España fue de 53 dólares por hora, comparado con los 61 dólares por hora de la Eurozona.

También debería saber la señora ministra que la brecha de productividad con la UE se ha ampliado a 14 puntos en 2023, reflejando una tendencia negativa en relación con los países más avanzados de la Eurozona​ y que desde el año 2000, España ha experimentado una disminución significativa en la calidad institucional, lo que ha afectado negativamente a la productividad. La calidad regulatoria y la efectividad gubernamental han disminuido, situando a España por debajo de la media europea en estos aspectos​. Este es el resultado de las políticas llevadas a cabo por esta y otros ignorantes.

Me gustaría pensar que hay gente formada en su ministerio que le explique que la baja productividad en España es un tema recurrente y que está afectada por determinadas cuestiones que no se pueden ignorar antes de tomar las medidas que está llevando a cabo:

  1. Fragmentación del Tejido Empresarial:

La ministra zote ignora que España tiene una alta concentración de pequeñas y medianas empresas (PYMEs). Según datos recientes, el 99,8% de las empresas españolas son PYMEs, y una gran proporción de estas son microempresas con menos de 10 empleados, lo cual limita la capacidad de inversión en tecnología e innovación y la mejora de procesos.

  • Educación y Formación:

La ministra ignorante no sabe que nuestro sistema educativo no está alineado con las necesidades del mercado laboral (a diferencia de lo que sucede con el mercado germano, por ejemplo), y que la falta de formación continua y desarrollo de habilidades tecnológicas y de gestión es escandalosamente baja en nuestro país. Claro que seguramente no ha preguntado por esta cuestión a los sindicatos, que se fumigan y malgastan los ingentes ríos de dinero que teóricamente se deberían canalizar de forma eficiente a la mejora de la formación de los trabajadores.

  • Burocracia y Regulaciones:

Como quiera que nuestra excelsa ministra nunca ha creado una empresa, también ignora la excesiva burocracia y regulaciones que dificultan la creación y expansión de negocios.

Igual se tiene que mirar el informe del Banco Mundial «Doing Business 2020», según el cual España ocupa el puesto 30 en facilidad para hacer negocios, o bien el informe de la OCDE de 2023, que indica que España necesita simplificar sus procedimientos administrativos para mejorar la competitividad y atraer más inversiones extranjeras. La burocracia excesiva y las regulaciones complejas son señaladas como áreas prioritarias para la reforma

  • Mercado Laboral Rígido:

La ministra taruga ignora que España es conocida por tener un mercado laboral rígido en comparación con otros países de la Unión Europea y que esta rigidez se manifiesta en varias áreas, como la protección del empleo, las normas de despido y las regulaciones sobre contratos laborales lo cual dificulta la adaptación de las empresas a cambios en el mercado.

Según el Índice de Rigidez Laboral del Banco Mundial, España se sitúa por encima de la media de la UE, indicando mayores barreras regulatorias en comparación con países como Dinamarca, Suecia y el Reino Unido (antes del Brexit), que tienen mercados mucho más flexibles.

  • Infraestructura y Conectividad:

La ministra ceporra debería saber que las infraestructuras no siempre son adecuadas o suficientemente modernas para facilitar el comercio y la innovación, por lo que debería coordinar con alguno de sus otros compañeros irresponsables, la adopción de tecnologías digitales en todas las industrias, facilitando acceso a recursos y formación en tecnologías emergentes.

De todos es sabido (menos ella), que la inversión en investigación y desarrollo (I+D) en España es relativamente baja comparada con otros países de la Unión Europea, lo que afecta la capacidad de innovación y mejora de procesos productivos.

Señora memenistra, para mejorar la productividad en España, y, por ende, ayudar a mejorar el empleo, es necesario un enfoque integral que incluya reformas estructurales, inversión en tecnología e innovación, y la mejora del sistema educativo y la formación profesional. Estas medidas, combinadas con una simplificación burocrática y una mayor flexibilidad del mercado laboral, pueden ayudar a crear un entorno más dinámico y competitivo para las empresas española.

¿Sabe de alguien que esté trabajando en esto?

José García Cortés

      8-7-24

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