LAS GRANDES MENTIRAS Y LAS MANOS BLANCAS

Leyendo un artículo de Miquel Porta, vi que citaba a una gran filósofa alemana (Hannah Arendt) que afirmaba que la verdad y la política no se llevan demasiado bien, y que nadie suele colocar la veracidad entre las virtudes políticas. Más bien al contrario, la mentira siempre se suele ver como una “herramienta necesaria” y justificable para la actividad de los políticos y los demagogos.

El arte de la mentira conduce al poder, como bien sabía y fue utilizado por Adolf Hitler en su ascenso al poder: mentiras y marketing para conseguir el voto nazi.

Igual suerte encontramos en el embustero (palabra que le encantaba a mi madre q.e.p.d.) de Pedro Sánchez cuando consigue el voto de los electores después de haber negado que pactaría con ERC, o Bildu, o aquello de que no podría dormir por las noches si incorporaba en el gobierno a Podemos, entre otras lindezas.

No deja de ser curioso que la falsedad, que es equivalente a MENTIRA, en Derecho esté penada y en política no. Las falsedades de este político, a través de las cuales consigue “apropiarse” de votos que probablemente no hubiera conseguido de otra forma, no se considere una vulneración de la fe pública, entendiendo como tal la confianza depositada en él por los electores.

Si, definitivamente es curioso. El testigo que miente en un juicio comete un delito de falso testimonio que está castigado con penas de de prisión y multa. Y sin embargo, la persona que miente y que influye sobre las vidas y las haciendas de millones de personas queda impune.

Es cierto que, en ocasiones, un conductor de personas no pueda decir toda la verdad sobre lo que conoce, o incluso, es comprensible que pueda “alterar” dicha verdad para no generar algún mal mayor, (ya decía Aristóteles que la verdad es inalcanzable), pero lo que no se puede hacer es sistematizar la mentira, porque eso quiebra esa premisa de confianza que ha prevalecer dentro de la vida en sociedad y, más concretamente, dentro de una sociedad democrática.

Porque Pedro Sánchez no solamente mintió para alzarse con el poder, sino que ha seguido mintiendo durante toda su gestión, convirtiéndola en todo un “arte”. Arte utilizado de forma patológica y a la vieja usanza para obtener ventajas de toda índole en su propio beneficio.

Utiliza de forma permanente el enfrentamiento entre los ciudadanos en una permanente actitud guerracivilista: demócrata vs. fascista, izquierda vs. ultraderecha, progresista vs. reaccionario, íntegro vs. corrupto, honesto vs. deshonesto, leal vs. desleal, feminista vs. machista, tolerante vs. intolerante, patriota vs. antipatriota, malo vs. bueno, porque lo necesita para alimentar las otras grandes mentiras parlamentarias de los vascos y catalanes que, disfrazados de apariencia democrática, solo persiguen sus propios beneficios. Esos sí que se comportan  como fascistas.

Miente a toda la ciudadanía para comprometer presupuestos, infraestructuras, indultos, transferencia de competencias, políticas de género, subvenciones, reforma laboral, acercamiento de presos,…. como pago de su poltrona, retroalimentando lo que tan acertadamente calificó Rubalcaba como Frankenstein.  

Pero aún hay algo peor que su perversa utilización de los recursos públicos para el beneficio propio, y es que, ese juego de sillones le ocupa tanto tiempo, que desatiende el esfuerzo que requiere la gestión del País.

Un lector de “políticamenteincorrecto” me decía que había que comprender que ningún gobierno democrático se había encontrado anteriormente con la responsabilidad de gestionar un Covid y un entorno internacional bélico como el actual.

Y eso cierto, pero un antiguo compañero de trabajo decía que no es la misma visión la que obtienes cuando “te contemplas” que cuando “te comparas”. Y estoy seguro de que cuando Pedro Sánchez se “contempla” en el espejo se ve alto, guapetón, inteligente,… arrollador, pero claro, cuando nos “comparamos” con otros países que han tenido que gestionar esas situaciones difíciles ,de las que no tiene culpa nuestro querido embustero, resulta que:

  • Han tenido un mejor resultado en el número de víctimas en la pandemia.
  • Han tenido un mejor resultado en la caída económica que provocó la misma.
  • No han deteriorado innecesariamente las relaciones internacionales con sus vecinos.
  • Han conseguido dejarnos en el último lugar del ranking en la generación de empleo y riqueza.
  • ……..

Y así un largo etcétera que ya empieza a ser aburrido enumerar. Pero claro, resulta que, con sus cosas (por supuesto), la mayoría de los países no bolivarianos han buscado Pactos de Estado o consensos entre las principales fuerzas políticas de sus respectivos países y han estado “amorrados” trabajando por los problemas de la mayoría de sus ciudadanos en lugar de estar ocupados permanentemente en la gestión de las minorías.

Aquí, Pedro I el super-embustero, sucesor de Zapatero I el embustero, están a otras cosas, como los chicos, chicas y chiques, a dar el pésame a Bildu por el suicidio de un etarra, a los indultos de los separatistas, al asalto permanente y deterioro de las instituciones (jueces, fiscales, orden público, Monarquía, Cesid,….).  Si, le tengo que dar la razón a mi querido lector, esto consume mucho tiempo y no permite ocuparse del deterioro que estamos experimentando en nuestro país la mayoría de los paisanos.

La conclusión: hay que restaurar la verdad en la política y, a lo mejor no es malo, en la semana en la que se conmemora el asesinato de Miguel Ángel Blanco, que salgamos todos a la calle con nuestras “manos blancas” a restaurar el espíritu de la transición y decirles un “basta ya” a estos políticos corruptos.

Necesitamos de nuevo un “espíritu de Ermua”. Confiemos en que podamos hacerlo sin que muera nadie más.

José García Cortés

       11-7-22

4 comentarios sobre “LAS GRANDES MENTIRAS Y LAS MANOS BLANCAS

  1. En democracia cada uno debe sentirse responsable de su voto. En el caso de Pedro Sánchez, que desde el primer minuto demostró que no tenía principios ni moral, los votantes del PSOE le están pasando factura. El legado que deja es lo peor que hemos tenido en los últimos 40 años. Al margen de la pandemia y de la guerra… que las utilizará como excusa, deja un país endeudado hasta las cejas, en concurso de acreedores, con unos ICO que van a terminar en el balance de la Sareb y un panorama social y político muy complicado.

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