Vivimos la llegada de noticias terribles desde Ucrania sobre la devastadora actuación del ejercito ruso. No hay palabras para expresar la tristeza que sentimos al ver que una gran potencia abusa de su fuerza sobre un país limítrofe.
No sabemos aun hasta donde tiene previsto llegar el presidente Putin. Hasta el momento, nos informan de los bombardeos sobre el territorio ucraniano, incluyendo ciudades y aldeas. Estas ultimas, al parecer, sin ningún valor estratégico. En opinión de los expertos en escenarios bélicos, la intención podría ser anular la iniciativa de defensa del ejercito ucraniano y de sus ciudadanos. Inducir el desaliento para facilitar la rendición.
En fechas recientes, hemos visto escenas inimaginables con ancianos, mujeres y niños huyendo despavoridos ante la destrucción de sus casas. Esa huida se ha convertido en, hasta el momento, mas de 1,5 millones de refugiados en varios países, sobre todo en Polonia (65%).
La fuerza aérea rusa se mueve con libertad en el espacio aéreo de ucrania y añade su bombardeo al castigo de las fuerzas de tierra.
En este escenario, terrible, indescriptible, oímos como numerosos lideres de países occidentales expresan su rechazo y su condena. No así la India (hasta años recientes compraba el 70% de su armamento a Rusia, lo que ahora se “limita” al 40%) ni China (parece existir un acuerdo estratégico con Rusia).
Me han sorprendido las manifestaciones de una ministra del Gobierno de España, en las que afirma que en este momento procede la “Diplomacia de precisión”. Según creo entender, no esta en absoluto de acuerdo con medidas de defesa militares. En definitiva, no esta de acuerdo con los que califica de “Partidos de la Guerra”. No me doy cuenta de si ha condenado con la firmeza necesaria esta invasión armada.
Dentro del respeto a todas las opiniones que todos, como ciudadanos, tenemos derecho a expresar, me gustaría analizar este asunto.
En primer lugar, sus declaraciones son publicas, relevantes, y emitidas desde su figura como ministra de Igualdad del Gobierno de España. No son, por tanto, de carácter privado. Son de gran relevancia en unos momentos en los que es imprescindible la unidad de criterio en nuestro Gobierno.
En segundo lugar, se posiciona al margen de la posición del Gobierno al que pertenece en un asunto no menor. Tengamos en cuenta el movimiento internacional, a nivel institucional y civil, en contra de la invasión rusa de ucrania y en favor de defender, en la medida de lo posible, a la población de Ucrania.
En tercer lugar, cuestiona la iniciativa de defender a un país que esta siendo masacrado por una gran potencia. Quizá lo de menos es de que gran potencia se trata. Se trata de un escenario tremendamente injusto, del que no tenemos calificativos suficientes. Salvando las distancias con los casos de abuso y violencia de genero, oigo en las noticias que un varón atacó con un puñal a su pareja y también hirió a su hijo que se interpuso para protegerla. Les roció con gasolina y gracias a que llego la policía, fue detenido evitando que les prendiera fuego… Le preguntaría a la señora ministra si a este individuo y otros que también se comportan así los trataría ella con dialogo y diplomacia. Lo mas grave, es que en Ucrania no es una mujer ni un niño: son miles.
Es muy inquietante saber que la señora ministra forma parte de un conjunto de personas que opinan como ella y que, con su propuesta de paz y concordia, constituyen un grupo de poder en nuestro Estado. Lo mas preocupante es observar su desconocimiento de la situación internacional e imaginarles a cargo de la atención y defensa de una nación.
Finalmente, una propuesta: cesen por favor a esta ministra y destituyan a los que la asesoran. Así, no podemos seguir.
Raúl Ramos de la plaza
8-3-22
Como decía Thucydides, “ La ignorancia es atrevida”.
La Sra. Ministra, seguro que no es consciente de que su atrevido discurso es además incomprensible, abstruso, infumable, deplorable y execrable. Lo peor de un ignorante no es serlo, sino, no saberlo.
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