ECONOMÍA REAL

He tenido la oportunidad de ver parte de la recogida de pistachos en las tierras de mis amigos, la familia Chacón & Barrajón.

Es el momento en el que se recoge el esfuerzo de 365 días de trabajo, y no lo digo en sentido figurado, porque allí se trabajan todos los días del año, desde el amanecer hasta el anochecer, y algunas veces, durante la noche con los focos de los tractores y el resto de maquinaria.

Todos los esfuerzos y los desvelos, los miedos al pedrisco, a las heladas, a las plagas, culminan y se olvidan cuando la cosecha es buena y ofrece sus ubres henchidas.

Los atributos del caballo de Espartero parecen insignificantes ante este hombre que, siempre enfundado en su mono de trabajo, destripa los terrones con metódica tozudez y poda sus árboles, los riega, los abona y los mima como si de su propia sangre fueran. Yo sospecho que también habla con ellos y les susurra cerca del tronco sus inquietudes y preocupaciones.

Y de ella que puedo decir, la he visto con su cuadrilla de injertadores, soportando el rigor de los más de 40 grados al sol en terrenos difíciles de caminar y plagados de avispas. No se si Espartero tuvo yegua, pero tendría similar tamaño de ovarios.

Esta familia es “economía real”, productiva, basada en el esfuerzo, el tesón y el trabajo bien hecho, generando escuela porque, además, han educado a sus hijos en el esfuerzo y el amor por sus tierras. Todo eso lo he visto yo con mis propios ojos y en muchas ocasiones.

Lo que no he visto todavía es lo que escuché al Consejero de Agricultura de la Comunidad de Castilla La Mancha cuando hablaba de los apoyos incondicionales a los agricultores castellanos manchegos en general y en particular a los que han sido pioneros en España del cultivo del pistacho.

No solo no he visto ningún tipo de apoyo, sino más bien palos en las ruedas con exigencias burocráticas que se encuentran muy lejos del alcance de un agricultor, sin apoyos en los responsables del agua, en información sobre posibles mejoras en los cultivos. A ninguno de ellos me los he encontrado ni a pleno sol, ni bajo la lluvia o el hielo, es más, a ninguno me los he encontrado en el campo.

A pesar de su soledad, de pelear contra gigantes y tener que alimentar a esa nube de funcionarios que, como los pulgones, chupan la savia de las plantas, ahí están, generando valor y aportando riqueza a la sociedad.

Por ello tenéis mi admiración y respeto.  Por muchos años.

José García Cortés

9-9-20

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